En septiembre de 2020, Elon Musk presentó la batería Tesla 4680. Inicialmente, parecía que esta batería revolucionaría el mundo de los vehículos eléctricos. Se proyectaba que, en el futuro, el coste por kWh se reduciría en un 56%, se incrementaría la producción energética, la seguridad en caso de colisiones, se simplificarían las cadenas de suministro y se potenciarían las mejoras medioambientales.
Con una batería de este tipo, Tesla podría ofrecer su nuevo vehículo eléctrico por tan solo 25,000 dólares. Sin embargo, ¿qué ha sucedido en la práctica? Dos años después, Tesla está comenzando a integrar las baterías 4680 en sus vehículos, enfrentando ciertas dificultades en el arranque de la producción.
En septiembre de 2020, Elon Musk presentó la batería Tesla 4680. Inicialmente, parecía que esta batería revolucionaría el mundo de los vehículos eléctricos. Se proyectaba que, en el futuro, el coste por kWh se reduciría en un 56%, se incrementaría la producción energética, la seguridad en caso de colisiones, se simplificarían las cadenas de suministro y se potenciarían las mejoras medioambientales.
Con una batería de este tipo, Tesla podría ofrecer su nuevo vehículo eléctrico por tan solo 25,000 dólares. Sin embargo, ¿qué ha sucedido en la práctica? Dos años después, Tesla está comenzando a integrar las baterías 4680 en sus vehículos, enfrentando ciertas dificultades en el arranque de la producción.
¿En qué superan las nuevas baterías a las anteriores?
¿Cómo pretendía Tesla alcanzar un rendimiento tan destacado con las baterías 4680? Gran parte se debía a soluciones innovadoras y revolucionarias. Por ejemplo, su formato más grande permite que cada batería contenga menos celdas individuales, ya que cada celda tiene una capacidad superior.
Esto reduce considerablemente el coste de fabricación y montaje de la batería. Las celdas no están en un módulo atornillado, como en otros vehículos eléctricos, sino que están alojadas en una caja de polímero, lo que incrementa el ahorro.
Esto permite que el conjunto de baterías actúe como un elemento estructural del vehículo, fortaleciendo el chasis, mejorando la maniobrabilidad y potenciando la seguridad.
Cambios en la construcción
La batería también ha sufrido cambios internos notables. En lugar de un ánodo de grafito, la versión 4680 utiliza uno de silicio, que puede albergar una mayor cantidad de iones de litio que el grafito y presenta menor "resistencia".
Esto hace que las nuevas baterías consuman más energía que sean capaces de cargarse y descargarse más rápidamente, lo que se traduce en tiempos de carga menores y una mayor disponibilidad de potencia.
En lugar del cátodo típico, NMC 811 (80% níquel, 10% manganeso y 10% cobalto) (el polo positivo de la batería), se ha empezado a utilizar un cátodo libre de cobalto con alto contenido de manganeso y bajo de níquel. Dado que la extracción de cobalto tiene un alto impacto ambiental y humano, y los precios del níquel pueden variar considerablemente, la serie 4680 resulta ser más ecológica y con costes de producción estables y reducidos.
Situación actual
Tesla ya ha producido más de un millón de baterías 4680, pero solo para las versiones estadounidenses de modelos:
● Model Y;
● Model 3.
La compañía está esforzándose por incrementar la producción de las 4680, ya que tiene en sus planes la transición completa de todos sus modelos a estas nuevas unidades de batería. Aunque aún queda mucho por hacer, Tesla está en el camino correcto para tener la mejor batería para vehículos eléctricos entre sus competidores en el mercado global.